Desde su infancia manifestó su inclinación hacia el dibujo y la pintura; cuando tenía 13 años participó en su primera exposición, en una sala del Ayuntamiento de Ferrol. Realizó los estudios de perito mercantil, sin abandonar nunca su gran pasión: la pintura. Aurelio Lombera le concedió una beca en su academia de pintura donde, durante cinco años, compartió clases con Rogelio Puente y otros pintores coruñeses. Posteriormente, asistió otros cinco años al estudio de Vidal Lombán, pintor orensano afincado en A Coruña.
Practica una pintura figurativa cuya intención es trasladar al espectador desde los objetos y las figuras humanas a otra profundidad. Las manos, los zapatos viejos, las frutas, las prendas de vestir, etc., se representan con una vocación hiperrealista, pero pierden su significado real para alcanzar la magnitud sensorial. Detrás del hiperrealismo subjetivo con el que se identifica, existe un cierto surrealismo, que se apoya en imágenes-símbolo, que trasciende la apariencia de los objetos para transportarnos a un mundo onírico y poético.
Su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas, tanto en España como en Estados Unidos. Entre las instituciones públicas destacan la Consellería de Presidencia de la Xunta de Galicia; la Delegación del Gobierno en Galicia (A Coruña); la Diputación de A Coruña; el Ayuntamiento de A Coruña; el Banco de Comercio (Madrid), y la Fundación Mª José Jove (A Coruña).